miércoles, 4 de marzo de 2009

Cuando los deportes se combinan: Batistuta jugador de Polo




Qué argentino no ha gritado un gol del futbolista Gabriel Omar Batistuta. Desde la Copa América 1993 en la final ante México, hasta el Mundial Corea-Japón 2002 con el gol ante Nigeria en la primera fase. Pero todo tiene su final, y él lo tuvo en el fútbol: se retiró en Qatar en el 2003.

Es allí, en los países árabes, donde Batistuta aprende a jugar Polo. Y luego de jugar mucho tiempo como aficionado, le tocó la hora de debutar profesionalmente.

La siguiente crónica es del diario La Nación de Argentina, que me pareció excelente, tanto que desisití escribir una:

Desde que ingresó en la cancha 2 de La Catedral, cuando el reloj marcaba las 17.48 y el cielo negro amenazaba con una lluvia que nunca llegó, Batistuta vivió su tarde palermitana con intensidad, siempre acompañado por dos guardaespaldas, una presencia inhabitual en este deporte. "No recuerdo con qué número juego. Creo que con el 1, aunque el otro día me cambiaron de posición", fue su primera frase cuando llegó al palenque y lo esperaba su camiseta. Cuando arribó el italiano Marchini, primero lo recibió con un grito con su nombre ("¡Alfiooooo!") y después le comentó: "Tranquilo, hoy vine. Ayer llegué tarde porque pensé que el partido empezaba a las 20", bromeó en referencia a su tarea del día anterior en este torneo.

A la hora del polo, Bati trató de seguir todas las indicaciones de Adolfo Cambiaso, que lo conducía intensamente, por ejemplo al grito de "¡Al 2, Bati, al 2!" , para que marcara a un rival. En el descanso largo tras el tercer chukker, cuando el partido estaba 6-7, hasta se animó a dar una sugerencia a Gustavo Usandizaga, el más chico del equipo, y quien, por lo tanto, recibía todos los reproches y recomendaciones. El ex futbolista le dio el mejor consejo: "La pido yo, que no sé jugar; pedila vos también". En el cuarto, llegó la caída: la yegua se le asustó y Bati se fue de boca al piso. Rápidamente se puso de pie. Cuando volvía a los palenques cruzando toda la cancha al galope, recibió una ovación de la tribuna 2, que lucía como si se estuviera jugando la final por la Copa República, uno de los trofeos más prestigiosos del polo nacional.

En el quinto parcial, llegó su momento de gloria . Un bochazo largo de Cambiaso le quedó de cara a los mimbres para que con dos toques anotara su primer gol en Palermo. Fue justo el nueve, el número que tantas veces usó en el dorso de sus camisetas futboleras. Y sirvió para que su equipo remontara un partido complicado, hasta llegar a un desenlace con suspenso. El partido iba 11-11, quedaban 30 segundos en el reloj, y el juez Augusto Gómez Romero sancionó un penal de lugar favorable a Loro Piana, a unos 10 metros del arco rival. Era cuestión de dar unos toques y anotar el gol decisivo. Entonces, la tribuna empezó a gritar: "¡Olé, olé, olé... Bati, Bati!" . El mensaje era claro: querían que el ex futbolista ejecutara la pena. Cambiaso escuchó el pedido e hizo lo que tenía que hacer: tiró el penal.

"Ni loco lo tiraba. ¿Y si lo erraba?", contestaba Batistuta cerca de la llegada de la noche, en los triunfales palenques de Loro Piana. "Me defiendo pese a tener 40. Pero de cabeza tengo 25. Hoy jugué para el equipo." Y así, con una frase futbolera, erró su tarde especial: su primer día de polo en Palermo.

¡Suerte Batigol!

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