sábado, 9 de agosto de 2008

GRANDES JUGADORES DE POLO: ROBERTO CANVENAGH(ARG)


Roberto Lorenzo Cavanagh y Hearne nació un 12 de noviembre de 1914 fue un jugador argentino de Polo. Integró la selección nacional de Argentina que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. Logró tener 10 de handicap. Falleció un 15 de septiembre de 2002

Entrevista a Canvenagh acerca de Berlín 1936
*El siguiente texto es tomado de De la Redacción de LA NACION, Domingo 8 de Octubre de 2000

Los triunfos más resonantes de los deportistas argentinos fueron la brillante campaña del equipo de polo (integrado por Manuel Andrada, Andrés Gazzotti, Roberto Cavanagh y Luis J. Duggan). Este sensacional team obtuvo la medalla de oro tras derrotar a los mexicanos y apabullar a los ingleses en un partido que terminó con el abultado marcador 11 a 0.

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Otro argentino de destacadísima participación en las Olimpíadas de Berlín fue Roberto Cavanagh, que obtuvo para nuestro país la medalla de oro en Berlín. Cavanagh, que animó innumerables triunfos junto al equipo de Venado Tuerto, y logró alcanzar 10 de handicap.

"Yo era el más joven del equipo, por lejos, por eso me decían el boyero. El team de polo viajó separado del resto de la delegación argentina. Llegó a Europa en un carguero que nos dejó en Francia. En Boulogne-sur-Mer, nos llevaron a la casa de San Martín. Allí pedí permiso para sentarme en una silla muy linda que había, y me dijeron que sí. Lo hice y ¡crack!, se rompió. Pobre San Martín, pensé en ese momento."

Cavanagh señala que el equipo de polo permaneció un mes en Francia, luego se entrenó en Bélgica unos veinte días, y finalmente viajó a Berlín apenas una semana antes de la iniciación de los juegos.

Junto a Luis Duggan, Cavanagh se alojó en un importante hotel del centro berlinés. "Luis y yo recorrimos lo que pudimos de Berlín, a Gazzotti y Andrada no les interesaba mucho. Nos dejaban entrar en todos lados, lo único que había que acordarse era del saludito", señala con un guiño complice mientras extiende el brazo al estilo nazi. Por las mañanas, lo despertaba el ruido acompasado y regular del desfile de las tropas de asalto. "En el Berlín de entonces todo era propaganda. Como en el hotel. Cuando nos sentábamos a desayunar, venía el mozo y nos lanzaba un sonoro Heil, Hitler con saludo incluido. Nosotros aprendimos que teníamos que imitarlo si queríamos que nos atendiera bien. Todo era muy limpio, muy ordenado, pero totalmente militarizado. Había espías por todas partes. Recuerdo que había señoritas que te llamaban al hotel y te invitaban a salir. Eran del partido y lo hacían para tirarte la lengua. Yo ya las venía venir de entrada. Te llamaban por teléfono a la habitación del hotel, y hablaban algo de inglés y castellano. Si no, se aparecían directamente y buscaban entrar en confianza. Trataban siempre de sacarnos lo que pensábamos del nazismo. En mi caso les decía: Yo no estoy en política. Unas de las que habló conmigo era buena moza, la otra, bastante percherona, nomás. Las dos eran del partido. Todo el mundo era del partido en la Alemania de entonces. Como yo tenía 21 años en aquella época, pude haberme dedicado a la farra, pero me tenían totalmente controlado en el equipo."

Cavanagh recuerda con precisión, la ocasión en que estuvo más cerca de Hitler. "A Hitler lo vi muy bien, estaba ahí cerquita nomás nuestro. Era un día horrible y parecía que se iba a largar a llover en cualquier momento. Lo miré a Luis Duggan y le dije: Che, rajemos de acá que nos vamos a mojar. Justamente entonces, un tipo que estaba al lado nuestro nos interrumpió y nos dijo: No se vayan señores, no va a llover. ¿Cómo que no va a llover? le preguntamos. Está Hitler ahí, fue su única y contundente respuesta. Así de fanáticos eran." La actuación del equipo argentino de polo del cual era integrante Cavanagh fue extraordinaria y concluyó con una inapelable victoria ante los ingleses por 11 a 0. "Después nos contaron que algunos alemanes que veían aquel partido comentaron: Qué malos son los argentinos, que no les dejan hacer ni un gol a los ingleses?

"El día que nos dieron la medalla de oro, Hitler estaba presente. Pero nos la entregó su ayudante, ese que renqueaba un poco (Goebbels). Además, nos dieron un roble que trajo el equipo y que todavía está plantado en el Campo Argentino de Polo, detrás de la tribuna "C". A cada uno de nosotros nos dieron también nuestro roble. El mío falleció en el viaje de vuelta, así que saqué una semilla del que está en el estadio y lo sembré en Venado Tuerto. Ahí tengo hoy como 50."

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